Lagrimas de Septiembre
Solo dime unas palabras
Que pueda yo entender
Solo dime porque
La muerte no estuvo ausente
La sangre brotando en las calles
Niños llorando a sus padres
Lagrimas de septiembre
Se repinten por mil
Soy un autentico "GIL BILL"
Solo dime unas palabras
Que pueda yo entender
Solo dime porque
La muerte no estuvo ausente
La sangre brotando en las calles
Niños llorando a sus padres
Lagrimas de septiembre
Se repinten por mil
El fue cada vez más allá
Tratando de descifrar,
Todos lo vimos partir
Hasta que nunca más lo pudimos ver
Algunos dicen
Que el volverá
Pero nunca de el
Se escucho hablar
Los chicos recorren las calles
Buscando su huella
Que dejo al caminar
Pero todos son ciegos
Algunos dicen
Que el volverá
Pero nunca de el
Se escucho hablar
La vieja mujer
Danza solitaria
Tardes enteras
Esperando a aquel caminante
Algunos dicen
Que el volverá
Pero nunca de el
Se escucho hablar
Juan pedal
El siempre corre por este lugar
Juan pedal
Nadie lo puede alcanzar
Juan pedal
Parece de otro lugar
Todos lo miran como a un loco
Todos creen que esta mal
Solo lo ven sonreír
Y eso ya esta mal
Pero Juan pedal
Solo quiere rodar
Observar los rostros
Que lo ven pasar
El siempre responde
Con una sonrisa
Y un dejo de cariño
En su mirar
Porque Juan pedal
Nadie lo puede alcanzar
Desde su ventana observo el viento atravesar el pequeño bosque de eucaliptos, en ese instante supo que era la hora de marchar.
Hace mucho tiempo ya que su vida no era la misma, hace mucho tiempo ya, que solo se sentaba a observar el rumbo de las aves.
Su vida había dado un vuelco misterioso en donde el creyó que jamás se volvería a encender el fuego de su corazón.
Fue así como una tarde de otoño se paro junto a la ventana que daba al pequeño bosque que descansaba a los pies de aquella montaña, que en su infancia pareció tan enorme, tan inalcanzable, pero que hoy solo la percibía como una pequeña loma.
Observo sin encanto todo lo que estaba a su alrededor, bebió un sorbo de aquella botella de vino, que le habían regalado para su cumpleaños y se preparaba para encender su décimo cigarro del día.
En ese momento una brisa soplo con fuerza los callejones de aquel viejo bosque de eucaliptos, los cuales cantaron de alegría cuando paso junto a ellos. Andrés sintió en su interior que esta extraña brisa refrescaba cada rincón de su cuerpo marchito.
Cerró los ojos un momento como tratando de perdurar aquella sensación de bienestar que hoy en día le era tan esquiva, guardo el cigarro y dejo la botella de vino junto a la fotografía de ese amor olvidado.
Y se dispuso a partir.
Camino rápidamente a su cuarto, tomo una vieja mochila en la cual fue colocando algunas cosas indispensables para su viaje, una pequeña libreta de apuntes, su vieja navaja y la pipa que había pertenecido a su padre.
Busco en el armario sus botas y tomo aquel sombrero que había comprado hace algún tiempo ya, en la tienda de Don Jovino, el cual según el lo había traído directamente de Turquía.
Antes de salir dio una pequeña mirada a la habitación, por su mente por un momento paso deponer aquel viaje, pero rápidamente dio media vuelta y comenzó su travesía.
Camino por aquellos callejones del viejo bosque, sintió el fuerte aroma del eucalipto.... lo retuvo en su cuerpo por un pequeño instante y solo esto basto para que en su cabeza aparecieran miles de momentos, observo otra vez aquella montaña, la cual ahora se veía mas enorme que nunca… una leve sonrisa se dibujo en su rostro.
Andres siguió caminando, sin volver la vista atrás.
Pintura; Bosque de eucaliptos (Ribadiso da Baixo, La Coruña)