Sueño todos los días cosas muy extrañas. Anoche soñé esto:
Un día cualquiera en el espacio. La galaxia matrona bastarda 714 en pleno nacimiento y nuestros protagonistas después de un coitus interruptus sin gravedad a las tantas de la noche. Y te lo digo Juan, ella no quiso porque algo le incomodaba en la parte de atrás. Y me vas a creer que era una trompeta tipo de esas que salían en películas de romanos, de esas brillositas. Y de pronto un platillo volador chico sale por la boca de la trompeta volando como una sordina...que raro ¿Pero dónde estoy yo como espectador de este espectáculo irritante? Soy nada menos que una de las palancas de mando de la nave, y ahí estoy , callado, recto, fome, esperando que me accionen.
Pienso finalmente que no hay nada de malo que una astronauta tenga una trompeta embutida en el culo a 10 millones de años-luz de la tierra.
¿Qué sucederá mañana? Ya no estaré soñando. Pero ¿Qué será de estos viajeros espaciales que una noche, después de sus oraciones mapuches, se dispusieron a hacer el amor, pero no pudieron?
¿La razón? Una jaqueca enorme y crisis de pánico provocadas por un objeto extraño (trompeta) de grandes dimensiones introducido por la boquilla en ano de mujer joven, 25 años, de profesión astronauta, machi y verdaderamente bella y simpática. Pienso en el marido: Hombre, 38 años, de profesión cosmonauta ruso (pero chileno), torpe, fome, ignorante, embrutecido por la televisión, tiene revistas pornográficas escondidas debajo de un sillón.
Si le preguntan algo, siempre da la misma respuesta: “Es relativo”.
Pienso en la nave: Chatarra, de origen ¿australiano?, aleación de aluminio y barro de Sudamérica, hedionda, sin radio CD.
Pienso en la trompeta: Romana, (usada en la película QUO VADIS) de bronce bruñido, ojalá tocada por Miles Davis, olvidada en una estación de trenes de Bulgaria, comprada a un anticuario de Lima, trasladada por barco desde Cabo de Hornos hasta Valparaíso. Una vez dos tipos feos se pelearon por ella en un bar de Polonia. Con ella aprendió a tocar un jazzista muy famoso y muy alcohólico. Fue robada de una subasta. Un tipo muy rico se la lanzó a su mujer en un piso de Nueva York, pero falló. En el Metro de Santiago un trompetista pobre la tocaba por unas monedas en la Estación Baquedano, mientras un hombre desesperado se lanzaba a las vías del tren, porque su esposa lo abandonó por el jefe.
Debo despertar, estoy muerto quizás: Tengo hambre y me pica un sobaco.